
como el cóndor andino,
tienes que crecer y creer,
sin querer ser el genio aladino.
Hay que volar y volar,
en el aire no te has de quedar,
regresar a la realidad y aterrizar,
para que puedas comenzar a sanar.
Renacer de las cenizas,
sacudiendo polvos del camino,
para apagar esas tristezas,
que tienen tu cara de mimo.
Llegar a la cima de la montaña,
sintiendo el inmenso dolor,
destejiendo toda esa maraña,
del sufrimiento sin valor.
En la soledad de la montaña,
deja tristezas y lágrimas,
regresa a tu mundo huerfana,
del dolor que todo un drama.
Renace que la vida es magia,
el dolor del ayer es experiencia,
que te llena de muchas vivencias,
para superar tristezas y reir de alegrías.
© Emely
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