Quizás, mañana sea milagrosa,
llegue el amor, aunque tardío,
alma perdida, cara llorosa,
en un jardín triste y sombrío.
Su piel dorada, anuncia el otoño,
ya no hay puertos, ya no es viajera,
anhelos de amar, que ella soñó,
se marchitaron como su primavera.
Su alba melancólica, no tiene rocío,
sale el sol, ella siente frio,
si llega el amor, ya es tardío,
su corazón palpita, entre vacíos.
En el amor, ya no tiene tiempo,
todo fue lento, nada es de prisa,
cayó en ruinas, como el olimpo,
regala una mueca, una sonrisa.
Ya se marchitó, su última rosa,
el colibrí, no alzó sus alas primorosas,
para posarse y perfumarse en la rosa,
y disfrutar, su miel sabrosa.
Esperando el amor, ya anocheció,
todo quedó en calma, en oscuridad,
alegrías tristes, la vida venció,
destrozando ilusiones, sin piedad.
© Emely
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